Hoy en día esta muy de moda los términos Vintage y la ropa de segunda mano. A la gente de mi generación esas cosas nos gusta poco, quizás porque lo de Vintage y segunda mano no era algo voluntario sino forzoso.
Volvamos hacia atrás en el tiempo. Verano en Granada 1985. Mientras nosotros jugábamos en el pasillo de mi casa (no teníamos cuarto de los juguetes) mi madre en el pequeño comedor, se ponía hacer los jersey que llevaríamos en el invierno. Para que fuésemos preciosas y la gente nos reconociera como las hijas de la Fina nos lo hacía a las tres iguales. Es decir, que mi hermana de 12 años, llevaba el mismo jersey que yo con 4 (creo que mi hermana mayor no tiene ningún trauma).
Cuando llegaba el invierno, después de que tu madre había estado casi todo el verano haciendo punto y estaba tan contenta y orgullosa de sus jersey llegaba la prueba de fuego, el ponértelos. En aquella época los jersey de forro polar no estaban inventados pero tampoco hacía falta, porque esos jersey eran tan "calentitos". Lo de calentitos es una ironía, bueno no del todo, porque calentar calentaba pero no sabías si es que la lana calentaba o de tanto arrascarte el cuello tu sólo te calentabas. Cómo a tu madre no le picaba cuando estaba haciendo el jersey, cómo no se daba cuenta que aquello era una tortura.
Ahora viene la explicación de lo de mi odio hacia la moda Vintage y la ropa de segunda mano. Yo soy hija más pequeña, delante mía van dos hermanas. Pues bueno yo podía llevar el mismo jersey durante 8 años, porque cuando el mío se quedaba pequeño, venía el de mi hermana Maite y cuando creías que todo había terminado pues venía el de mi hermana Josefina. Y así con toda la ropa. Mis primeros pantalones vaqueros me los compraron con 12 años.
Recuerdas tu casa y ves que durante 40 años permanecieron las mismas cosas. Así que lo que más le gusta a mi generación es lo nuevo. Tengo que decir una cosa a favor de todo esto, y es que sin duda desarrollaron nuestra creatividad, si querías seguir la moda era uno el que se esforzaba, porque si tu veías algún famoso con algo que te gustaba no ibas a la tienda y te lo comprabas, sino que te lo fabricabas, quién no ha utilizado lejía para hacer el efecto lavados a la piedra.
Antes cuando te regaban una bicicleta, muy pocos padres se fijaban en el tamaño de la bici y en el tamaño del niño. Te compraban una bici de una vez, y cuando digo de una vez significa que te compraban una bici para toda la vida. Lo único en lo que se fijaban era que el sillín se pudiera subir.
Hoy cuando compramos una bici a nuestros hijos se la compramos para que le lleguen los pies al suelo, así que cada dos años algunos padres tienen que cambiar de bici, gracias a dios yo con mi leito no tengo ese problema. Pero además no sólo se tiene en cuenta el tamaño sino también el dibujo.
Mis padres me compraron una bici con la edad de 14 años, porque a mi padre le daba pánico que nos pasara algo. No se me puede olvidar la bici de mi amiga Sandra con amortiguadores centrales.....
Hoy día abrimos el frigo y podemos encontrar en cualquier momento refrescos. En cambio cuando yo era pequeña de edad, los refrescos eran algo que se tomaba en las fiestas y los fines de semana. Y eso si, no recuerdo nunca haber tomado Coca-cola sin cafeina. En esos momentos aprovechabas para mojar de todo en la Coca-cola patatas, cortezas. Que placer que te invitarán a una fiesta, porque eso suponía comer muchas cosas que no todos los días se comían.
En España se empezó a comercializar primero la Coca-cola y después vinieron las imitaciones como era La pitusa ( a mi hermana josé la llamaban así porque era como la muñeca de la botella), la casera y la revoltosa.
No sólo los refrescos se ha convertido algo habitual en nuestra cesta de la compra, sino que también han cambiado los formatos, podemos encontrar distintos tamaños y envases.
Yo creo que si a alguien de mi generación le preguntas, que te diga cual es el polo que quita la sed, llegaremos todos a la misma idea, el popeye de limón o naranja. Antes de hacer la pregunta también será interesante conocer el número de hermanos que tiene. Porque si es hijo único la respuesta puede variar.
Vuelvo atrás y vio a cuatro niños enfrente del cartel mientras mi madre nos decía si tenéis sed lo mejor es el popeye de limón. La verdad es que las madres de antes eran unas auténticas economistas. Cualquiera le decía a la Fina que querías un choc bana, te podía dar un mini pellizco en el brazo, mientras que tu rapidamente rectificabas y decías que sí que lo mejor era un popeye de limón.
Hoy día la cartelera incluye pocos polos de nieve, y es que hoy tenemos pocos hijos, pero los que tenemos los criamos a pulso, como al marranico de San Antón. Nuestras madres también nos alimentaban a pulso, pero a base de trozos de pan y maizena.
Hoy día cuando le pregunto a mi hijo que quiere desayunar, muchas veces me dice: espera que vea lo que hay. Entonces puede encontrar una variedad impresionante de cosas, cereales, galletas María, Galletas con chocolate, bizcochos con Chocolate, Magdalenas.....
Mi madre nunca me pregunto, porque siempre sacaba la caja de galletas María o las súper tostadas de Manuel. Mientras yo lloraba diciendo, no quiero comer me quieres poner como Monsterrat Caballet.
Los sábado eso si compraba palmeras y empanadillas rellenas de cabello de ángel. Hoy todavía cuando veo las palmeras y las empanadillas me viene a la memoria aquellos sábados enfrente del televisor viendo primero la pantera rosa y luego los payasos. Bueno los sábados por la mañana hacía un extra compraba tortas de azúcar en la panadería de la Espira y los domingos churros.
Es increíble lo que eran capaces de hacer con las galletas María, Tartas de Natillas, Brazos Gitanos, Galletas con coco....
Yo nací en 1975, soy la menor de mis hermanos. Mis padres tuvieron cuatro hijos. Y aunque seguro que mis hermanos verán todavía más diferencias que yo, muchas veces me digo: como hemos cambiado.
En mi casa no hubo uno de estos, hasta que yo no tuve aproximadamente 10 años. Antes de ponerlo en mi casa, si alguien nos llamaba, lo hacia a casa de mis vecinos Ricardo y Pepita. Así que venían y nos avisaban que alguien nos estaba llamando. Lo tenían cerca del comedor y mientras ellos veían la tele nosotros hablábamos.
Lo del derecho a la intimidad parece que no existía porque ni a ellos le importaba que le diéramos a alguien su número de teléfono y ni a nosotros de que se enteraran de nuestra conversación.
Bueno si teníamos que hablar con alguien muchas veces acudíamos a la cabina de teléfonos, que no se tragaba el dinero hasta que tu no hablabas. Así que hace años que los toques se inventaron. Yo me acuerdo que en mi barrio era imposible llamar en una cabina, porque entre los estudiantes y los militares resultaba una odisea.
Hoy día todos los miembros de la familia tenemos un teléfono incluso hasta los niños. Madre mía como hemos cambiado.
Ahora que veo el tamaño, no se como nos metíamos hasta 3 o 4 personas en ella.
El coste global de la renovación de la Sala XX del Palacio de Naciones de la ONU en Ginebra, y de su cúpula, pintada por Miquel Barceló, asciende a 18,5 millones de euros más el 10%, reveló hoy el embajador de España ante la sede europea de Naciones Unidas, Javier Garrigues.
El diplomático ofreció esa cifra en un intento de poner fin a la polémica que envuelve a este asunto, y confirmó que se utilizó una partida de 500.000 euros de los Fondos de Ayuda al Desarrollo (FAD), lo que justificó por la contribución de esta obra de arte a la promoción de los derechos humanos y el multilateralismo.
"El presupuesto aprobado por el patronato de la fundación ONUART es de 18.487.498 euros, además de una desviación autorizada del 10% sobre esta cantidad", señaló Garrigues, que también es vicepresidente de ONUART (encargada de la obra), en una conferencia de prensa dedicada a la inauguración oficial que tendrá lugar el 18 de noviembre.
El desglose no se revela
Indicó que la cifra "cubre la totalidad de los costes, la obra de arte, la obra de ingeniería, los honorarios del artista, el amueblamiento, etc.", y confió en que "no nos vamos a pasar de ese 10% autorizado por encima del presupuesto". Garrigues no quiso, sin embargo, ofrecer un desglose del coste total.
Garrigues no quiso, sin embargo, ofrecer un desglose del coste total
"Existe ese desglose, pero ese es un tema de la Fundación que no consideramos que se deba revelar aquí", señaló.
Acerca de los FAD, señaló que "esos 500.000 euros no se han contabilizado como ayuda al desarrollo por la OCDE" (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico).
Pero al mismo tiempo dijo que, según el artículo 68 de la ley 42/2006 del 28 de diciembre, la financiación de la Sala de Derechos Humanos y de la Alianza de las Civilizaciones -como se denominará la Sala XX del Palacio de la ONU- "cae bajo la categoría de ayuda al desarrollo".
"No es cuestionable que se haya utilizado una partida de FAD, pues todo lo que está relacionado con derechos humanos es ayuda al desarrollo, y en ese sentido, lo que se hace en Ginebra en el marco de la ONU es el mejor ejemplo de ese multilateralismo eficaz", dijo en declaraciones a Efe.
Y agregó: "No por estar en tiempos de crisis hay que sacrificar ese ámbito de los derechos humanos".
Garrigues recordó que la financiación de ONUART, la fundación creada para llevar a cabo esta obra de arte que España dona a Naciones Unidas, es en un 60% privada, con algunas de las más importantes empresas españolas, y un 40% pública.
Tanto él como el anterior embajador en Ginebra, Juan Antonio March, defendieron en la conferencia de prensa la gran aportación que significa para España llevar a cabo lo que Garrigues calificó como "una de las obras de arte más importantes del arte contemporáneo".
"Con ella queremos contribuir a reforzar el multilateralismo del siglo XXI, y en ese sentido España renueva así su compromiso para que los derechos humanos se integren en la agenda global", afirmó Garrigues.
Tras recordar que los trabajos han incluido la renovación total de la Sala XX, Garrigues consideró, además, que ha sido "una excelente tarjeta de visita para las empresas españolas que han trabajado en el amueblamiento, en la iluminación y otro equipamiento de la sala".
Inauguración
La inauguración oficial, que harán el Rey Don Juan Carlos, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon; el presidente de Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, "será sobria pero de gran realce", indicó el embajador.
Habrá unos 700 invitados, y en ella Barceló presentará su obra de arte, que le ha llevado año y medio de trabajos, y retrasos por problemas técnicos debido a la envergadura de la cúpula, de 1.400 metros cuadrados, y a la dificultad del proyecto, basado en un mar de estalactitas colgantes.
El director general de la ONU, Serguei Orzhonikidze, expresó el gran agradecimiento de Naciones Unidas por este regalo de España, que -recordó- fue una iniciativa personal del Rey surgida durante su visita a Ginebra en marzo de 2005.
La donación se enmarca dentro de las contribuciones que se han pedido a los países miembros para modernizar el Palacio de Naciones, un edificio viejo que "necesita una renovación total".
En ese sentido, España ha sido de los primeros en contribuir y lo ha hecho "con un regalo práctico, una sala funcional, muy simbólica, y que no hay duda de que va a ser un hito artístico que va a formar parte del patrimonio colectivo".
Cuando pienso en la Gran Vía se me viene a mi cabeza la heladería los Italianos. Cuando
abría sabías que ya llegaba el buen tiempo y cuando en su escaparate ponía a la mujer de las castañas sabías que el otoño había llegado. Ahora con los años y lejos de mi tierra, cuando alguien me habla de los italianos recuerdo:
- A esa mujer cobrando los tickets de plástico.
- Esa sonrisa de sus empleados.
- El pelo blanco de sus dueñas y su colgante de un coger bolas colgado en su cuello.
- El sabor de nata y su cassata.
- El helado de nata natural que siempre se tomaba mi madre y el helado de tutifrutti de mi padre.
- Los días de verano en los que mi padre traía esas tarrinas de litro después de haber estado toda la tarde cobrando recibos. Hoy día recuerdo con orgullo esos tarrinas.
- El día en que mis dos hermanas y yo pedimos en la misma tarrina varios sabores todos dispares y la mujer nos dijo sabéis lo que estáis pidiendo.
- A mi hermano y sobrino disfrutando de su cassata.
- Las quedadas en semana santa.
- Aquellas tablas enormes con un montón de sabores.
- Las historias que me ha contado mi padre, sobre la generosidad y el buen trato de sus dueños, cuando para que la gente pudiera transporta el helado les dejaban unas vasijas.
- Aquella noche que sería más o menos las doce y nos fuimos mi madre, mi hermana josé y yo a comer un helado.
- A mis amigas.
- Y a sus empleados que años tras años siempre han estado detras de su mostrador.
- Aquel curso en el que leo y yo estuvimos en Granada y también saboreamos esos maravillosos helados.
Creo que es algo obligatorio para ser un auténtico granaino el haber probado un helado de los italianos.
Aquí os dejo un poco de su historia:
Los Italianos
Sabrosa, artesanal, refrescante, única. Empieza el calor y un infalible refugio es la heladería Los Italianos, en plena Gran Vía de Granada. Desde 1936, este negocio familiar sirve con solera la mejor horchata de la región. Pero también helados, tartas y granizadas con un toque mágico que atesora miles de adictos.
Heladería artesanal Nació: en 1936 Ubicación:GRANADA Fundado por: Paolo de Rocco Destaca por: la cassata y horchata. Insuperables ¿Sabías que? las recetas son propias y exclusivas. Pese a las tentadoras ofertas, sólo puedes disfrutarlas en la Gran Vía
“Hacemos el helado personalmente, con nuestro toque. Es cierto que la horchata nos sale divinamente, a pesar de que la chufa no se conocía en la zona norte de Italia, de donde se fueron mis padres”. Cecilia de Rocco, de 79 años y dueña de la empresa familiar junto a sus hermanas, recuerda el origen de la heladería de más éxito en Andalucía. Al negocio le han salido novios en todas las ciudades, pero la cuarta generación de la familia todavía se resiste a convertir la heladería en una marca y divulgar el secreto de los helados por otros rincones lejos de GRANADA.
“La cassata es la reina de la noche”, confirma De Rocco, ya retirada pero famosa por su dedicación después de 60 años tras la barra. Junto a esta deliciosa tarta y la horchata, los granadinos veneran los helados de straciattela, avellana, crema tostada y chocolate. Frente a la catedral, Los Italianos respira fidelidad a un espíritu de esencias, de sabores reconocidos y cuya calidad está reconocida por cualquier gourmet que se precie. Una treintena de empleados, siempre con la sonrisa puesta, entre los que figuran siete miembros de la familia.
La heladería es un pasillo de unos cinco metros de ancho con salida a dos calles. Preñado de enormes espejos que reflejan pulcritud, las lámparas, los azulejos y la barra metálica, siempre reluciente, anteceden el espectáculo de cientos de barquillos que esperan ser coronados por bolas de helado de sabores infinitos: pistacho, jerez, turrón, chocolate… “En verano, después del almuerzo el paseíllo hasta Los Italianos es una tradición, de camino saboreo con una sonrisa lo que me voy a encontrar… babeo con sus helados”, confiesa Olga Ramírez, adicta a la droga más dulce y barata.
Al margen de cucuruchos, tarrinas, granizadas y horchatas, la heladería despacha kilos y kilos de helados en barra para degustar en casa. Es el producto que más venden, confirma De Rocco. La heladería se inauguró la primavera que precedió a la Guerra Civil en 1936. “En Italia mi padre vendía helados en un carrillo y escogió GRANADA por intuición”, recuerda De Rocco. Más de 73 años después, la fórmula artesanal de Los Italianos mantiene embaucados a una clientela fiel que siempre abandona el local con una sonrisa.
